Soy lo que seré en 15 minutos o en 10
- Redacción
- 12 mar
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Mente Lunera

Andrea González
(03-12-2025)
La necesidad humana de identificarnos con objetos canjeables para que nuestro desarrollo personal se pueda comparar a través de la historia.
No es mentira cuando digo que el ser humano se guía por su sentido de pertenencia. Es algo que llevamos arraigado en nuestro interior. Citando a Maslow (1954), él confirma que es una parte indispensable para nuestra autorrealización como seres humanos y Anant (1966) agrega que esta necesidad tiene una implicación social ineludible: aunque no queramos, formamos parte de un sistema que se mueve en grupo. Somos animales de compañía, la necesitamos y la añoramos para poder seguir.
Teniendo claro este punto de reflexión, pongo sobre la mesa el tema principal. En tiempos modernos, podemos observar más de cerca cómo la identidad se ha transformado en una moneda de cambio. Ya no solo somos lo que sentimos o pensamos, sino también lo que mostramos y consumimos. Nos definimos a través de nuestras pertenencias, de las marcas que vestimos, de los objetos que acumulamos. En la era digital, incluso nuestra imagen en redes sociales se convierte en un producto moldeable, editable, intercambiable, en una casa de espejos que brilla por ti, pero ¿es por ti?
Si antes el linaje y la casta dictaban quiénes éramos, hoy son los logotipos y las etiquetas los que hablan por nosotros. ¿Cuántas veces hemos sentido que, sin el último modelo de teléfono, sin el muñeco en tendencia o sin la validación de un "me gusta" en redes, nuestra identidad se diluye? Nos esforzamos por encajar, por ser reconocidos dentro de un grupo, por encontrar un reflejo de aprobación de los demás para poder respirar.
Y así seguimos, en un ciclo interminable donde ser es tener y tener es pertenecer. Pero, ¿qué pasa cuando nos detenemos?, cuando, por un instante, dejamos de buscar fuera lo que siempre estuvo dentro. Quizás ahí, en ese momento de pausa, comprendamos que no somos el reflejo de lo que poseemos, sino la historia que construimos con cada paso.
Tal vez entonces, dejemos de ser lo que seremos en 15 minutos y simplemente seamos.
Es increíble como con el paso del tiempo el humano ha tenido este sentido de pertenencia con las cosas que nos rodean, con la comunidad en la que vivimos. Las persona llegamos a ser tan volubles por el hecho de querer ser alguien, pero ese alguien es ¿ser nosotros? o ¿ser lo que los demás nos dices quien quieres que seamos?
Las personas terminamos en círculos vicioso y tóxicos para poder convivir con la gente que creemos que será lo mejor, pero hay que llegar a ese nivel de madure y nivel de confianza en nosotros para saber quienes somos y porque eso nos pertenece.