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El Protocolo Olivares Reyna

Agenda Setting 349

Florentino Peralta


02-13-2024


Hoy por hoy, extraviar el teléfono inteligente o dejarlo en manos extrañas es prácticamente perder la vida, pues contiene múltiples aplicaciones con información personal y cuentas bancarias, donde ocupar contraseñas no garantiza nada.

 

Es tanta la preocupación que genera olvidar este dispositivo o dejarlo en manos de alguien más, que se ha popularizado la frase aquella de, revelar la contraseña del celular es actualmente la nueva prueba de amor, y eso, entre conocidos.

 

Ahora bien, condicionar el ingreso a una reunión, con la entrega coercitiva del teléfono inteligente es una agresión a la propiedad privada y una acción de mal gusto, donde inevitablemente hacen suponer qué esconden o con quién pactan.

 

Y de eso se trata el Protocolo Olivares, pues el secretario de Gobierno en Hidalgo, Guillermo Olivares Reyna, implantó entre su personal, bolsa en mano y con el cuerpo obstruyendo la salida, solicitar “el móvil” a quien invita para platicar.

 

Tiene sentido por un asunto de seguridad en torno a temas en desarrollo y en ciertas reuniones, pues podría difundirse como cierto algo que apenas está en discusión, pero aplica en juntas específicas y con aviso de por medio.

 

Ceder dicho dispositivo es equiparable a entregar las llaves del vehículo, que cuando desaparece no se puede acusar robo, sino abuso de confianza y si de paranoia se trata, dar el teléfono es exponerlo al hackeo o al “pinchazo”.

 

Más, cuando es sabido que desde esa dependencia del gobierno de Hidalgo monitorean determinados números telefónicos para saber con quiénes se comunican perfiles de su interés y de ahí desarrollar toda una fantasía de conspiración.

 

Lo peor, es que todo lo contrario a la tan llevada y traída, y por lo visto nunca comprendida, sororidad, una mujer se encarga de culpar a otra por aplicar dicho protocolo y hasta se atreve a afirmar que fue por iniciativa propia.

 

El asunto sería muy sencillo, cuando convoquen a algún visitante podrían informarle que, por el Protocolo Olivares, no se permite el ingreso con teléfono móvil o colocar unos letreros, como aquellos que prohíben mascotas.

 

Ya en el segundo filtro, la persona pide el teléfono a la visita, al tiempo que extiende una bolsa de plástico y se coloca en la puerta para impedir el paso. A la pregunta de, ¿por qué?, “por protocolo”, ¿de quién?, “del secretario Olivares”.

 

Negarse a la restrictiva solicitud, agradecer y marcharse resulta sinónimo de agravio y aunque es una nimiedad, parece que a eso dedican parte del día en la Secretaría de Gobierno, sin pensar que en algunos casos es una herramienta.  

 

ASÍ LAS COSAS


La actual administración del gobierno del estado de Hidalgo está por llegar a la mitad y este año se llevará a cabo la consulta para la revocación de mandato, donde poco ayudan secretarios como Olivares Reyna o los alcaldes de Mineral de la Reforma, Tulancingo y Tula, entre muchos otros, con problemas de inseguridad y expectativas incumplidas. Aunque la marca “Morena” les da para permanecer sin problemas al menos otros dos periodos, ante la ausencia de oposición, las disputas o ataques son intestinos y las y los secretarios no aportan trabajo político, del que da perspectiva, desarrollo de carrera y el ejercicio correcto del poder.


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