El letal canto de las sirenas
Florentino Peralta
06-08-2020
Resulta lastimoso el nivel de credibilidad que deposita todavía el grueso de la población en un presidente irresponsable y perverso como Andrés Manuel López Obrador, que insiste cínicamente en fomentar la expansión del coronavirus.
En el mar de contradicciones perfectamente programadas, el otro perverso con revestimiento de showman, Hugo López-Gatell, quien por cierto data del sexenio del panista Felipe Calderón Hinojosa, cumple con la encomienda de confundir.
El primero afirma casi por decreto que la pandemia fue domada y comienza su recorrido nacional por carretera, el segundo dice que México se encuentra en su nivel máximo de intensidad, mientras que la gente se desboca en las calles.
Y esa gente, no la que tiene necesidad, sino la que siempre estuvo en movimiento porque su Presidente le dijo que el coronavirus no existía, que se abrazara, que saliera a las fondas y restaurantes, sigue confiadamente el dictado.
Desde la tercera semana de abril, López Obrador alienta la negligencia al asegurar y repetir que "vamos bien, porque se ha podido domar la epidemia, en vez de que se disparara, como ha sucedido, desgraciadamente, en otras partes".
Y si hablamos de otras partes, China tiene una población estimada en mil 400 millones de habitantes y contabiliza más de 4 mil 600 muertes por coronavirus, en tanto, México con 126 millones de habitantes reporta 13 mil 699 decesos.
“La curva epidémica está en su mayor punto con una tendencia sostenida al alza y con una velocidad de reducción no tan clara”, dice López-Gatell, que ha subsistido en la nómina federal desde las administraciones panistas y priistas.
Pero, siempre vendedor de esperanza, los confusos y burlones mensajes de López Obrador exaltan la fe ciega de la población para mitigar tramposamente el dolor que causa la realidad y la falta de estrategias para poder transformarla.
PALABRAS QUE MATAN
Andrés Manuel López Obrador es hasta ahora el presidente mexicano que más poder ha logrado acumular. Ejerce a plenitud el dominio de la palabra, no importa si sus dichos son contradictorios, tramposos o mentirosos, la gente le cree y de ahí lo preocupante. El 31 de mayo, un día antes de comenzar su “nueva normalidad”, en Hidalgo se reportaron 304 defunciones por coronavirus y mil 710 casos positivos. Ayer, ocho días después, se contabilizaron 402 fallecimientos y 2 mil 270 contagios. En todo el país la movilidad se incrementó debido a la actitud y la palabra del mandatario, que no cura, pero sí daña.
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